Al no estar refinados, mantienen su cáscara externa intacta. Esto hace que su contenido en fibra sea mucho más alto.
Los alimentos integrales mantienen todas sus vitaminas y minerales. Estos suelen ser buena fuente de vitaminas del grupo B y hierro, aunque este tiene menor disponibilidad en el organismo, combinado con alimentos ricos en vitamina C, lograremos aumentar su absorción.
Debido a la fibra soluble que muchos de ellos contienen, ayudan a mantener el equilibrio de la flora intestinal y reforzar el sistema inmunológico.
por su contenido en fibra, su consumo ayuda a reducir las concentraciones de colesterol sanguíneo, previniendo las enfermedades cardiovasculares.
los alimentos integrales tienen un índice glucémico más bajo que sus homólogos refinados, de manera que el aumento de los niveles de glucosa es mucho menor y reducen los niveles sanguíneos de la misma, efecto muy positivo para aquellas personas que necesiten controlar sus niveles de azúcar.
Los alimentos integrales, generan en menor cantidad de alimento ingerido, mayor sensación de saciedad, por lo que son muy aconsejables para el control y mantenimiento del peso.
Introducir cereales integrales en nuestra dieta, aporta toda una serie de ventajas.
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